Codename: Scripter

helloWorld!

Si has llegado hasta aquí, sólo existe una posibilidad: yo misma te he franqueado el acceso, sea de manera voluntaria o forzosa. ¡Enhorabuena! O bien eres digno/a de mi confianza, o bien me toca compadecerme de ti. Sea como sea, prepárate para una breve historia en pocos actos. La historia de cómo aprendí que estaba sola en este mundo, y debía valerme por mí misma si pretendía sobrevivir.

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Aquí, en esta misma carpeta, podrás ver tres archivos diferentes. Si los vas abriendo en orden, te guiaré a través de ellos y haré las explicaciones pertinentes.

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Puedes abrir el primero de esos archivos, ese es el principio de todo. Accedí a los servidores de aquel servicio de mensajería instantánea hará cosa de tres años, por el mero hecho de tener pruebas sólidas para mí misma de lo sucedido hace diez años. Esas tres personas... No podría decir que los considerase cercanos a mí, pero aún así decidí cometer el error de confiar en ellos.

Nunca más.

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Si has terminado de leerlo, puedes cerrarlo y seguir con el segundo de los documentos. Se trata de un breve reporte policial, un caso que terminó siendo archivado por falta de pruebas y, principalmente, de un sospechoso. Dado que nadie se había percatado de lo que me hicieron la noche anterior, en ningún momento pudieron relacionar el incidente conmigo. En retrospectiva, el nivel de los forenses informáticos de este país era un tanto... Lamentable, por expresarlo de alguna manera.

La verdad es que mis manos llevan manchadas de sangre desde ese día. Sí, ese robot doméstico era el arma homicida, pero yo fui quien accedió a su sistema y lo manipuló a conveniencia. Si me preguntas si me arrepiento de hacerlo, mi respuesta será "en absoluto".

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En el tercer archivo... Poco hay que pueda aclarar. Fue aproximadamente un año y medio después de lo anterior, cuando mis habilidades como hacker ya eran conocidas y yo estaba a punto de ingresar en Hope's Peak Academy, y la prensa realizó una cobertura bastante decente del caso. Por supuesto, no mencionan en ningún momento cómo esos criminales me engañaron para que les acompañase, ni cómo me forzaron a colaborar con ellos en sus intenciones de robar en el Banco Central; tenían una gran sala de rehenes subterránea, que, hasta donde sé, no ha llegado a ser descubierta en la investigación. Fueron diecisiete largos días de soportar una angustia e incertidumbre indescriptibles, y tres más desde que accedí a "colaborar".

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...No, este no es el final, pero considero que ya te he revelado más que suficiente. Venga, fuera. Shoo, shoo.